Un patrón dietético como el de la Dieta Mediterránea, con alto potencial antioxidante, antiinflamatorio e inmunomodulador puede constituir una profilaxis que disminuya la gravedad del COVID-19.
Antonio Luis Villarino es profesor colaborador de la diplomatura de Nutrición y Dietética en la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Y el actual presidente de SEDCA -Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
Nos ha proporcionado su opinión sobre las pautas de alimentación y también ha contado cómo está afectando esta situación tanto a nutricionistas como a aquellos estudiantes en formación.
En tiempos de cuarentena, ¿Cómo podemos establecer unas correctas pautas de alimentación?
Lo primero es tomar alimentos de todos los grupos, sin descartar ninguno, pero intentando no tomar demasiadas grasas saturadas ni alimentos procesados, que a veces tendemos a realizar esto en este tiempo de confinamiento (aburrimiento, alta palatabilidad de estos…); también debemos ingerir alimentos integrales, beber bastante agua (1,5-2 litros) y evitar el abuso de bebidas excitantes y aquellas muy ricas en azúcar. También evitemos los fritos y procuremos formas de cocinado “más saludables” como plancha, hervido…. para conseguir que no desequilibremos las cantidades energéticas diarias. No olvidemos la actividad física que se debe realizar, aunque sea de una forma muy precaria.
¿Es importante la alimentación para cuidar de nuestro sistema inmunitario? ¿Cómo puede ayudarnos?
He dejado en este apartado la ingesta decisiva de otros alimentos que nos pueden ayudar a fortalecer nuestro sistema inmunitario como son las frutas, verduras y legumbres. Los alimentos de origen vegetal nos aportan micronutrientes importantísimos para nuestro metabolismo y en particular para reforzar nuestro sistema inmunitario. Para el mismo necesitamos antioxidantes y compuestos útiles para su buen desarrollo. Asimismo, las legumbres poseen proteínas que nos sirven también para este sistema. No se puede entender que queramos proteger nuestras defensas sin tomar estos productos vegetales. Además, son de características energéticas pequeñas (salvo algunas formas de elaboración de las legumbres) y esto nos ayuda a que no perdamos el nivel de nuestra ingesta diaria desde el punto de vista calórico.
¿Existe una relación entre la ansiedad y la mala alimentación?
Por supuesto, el tener menos cosas que hacer, permanecer en un recinto pequeño, la sensación de estar encerrado… todo ello nos da una ansiedad, mayor o menor según cada persona. Esto nos puede llevar a un “picoteo” abundante y sobre todo a menudo. Debemos intentar entretenernos, pero no con la comida. Sí es cierto que la ingesta pequeña de frutos secos (mejor tostados y sin sal, que fritos y salados) es buena. El problema es el exceso de ellos que nos da una ingesta constante y acumulada de muchas calorías, desequilibrando la ingesta energética. Es un problema importante que nos puede suceder en estos casos de confinamiento y que nos lleva a la mala alimentación. Trabajemos, leamos y relacionemos de tal forma que comamos menos y no reflejemos nuestra ansiedad comiendo.
A nivel profesional, ¿Cómo puede afectar esta situación a los nutricionistas?
Desde el punto de vista profesional tienen una recomendación de que cierren sus consultas, que creo que últimamente se ha convertido en obligación. Los que trabajan en centros hospitalarios, oficiales, servicios de catering…. deben seguir estas recomendaciones de realizar dietas equilibradas con refuerzos del sistema inmunitario y no muy calóricas. Tienen frente a su profesión un reto que no es habitual y puede resultar apasionante en cuanto a conseguir que su trabajo adquiera una faceta nueva pero que demuestra su validez en esta sociedad.
Y en el ámbito universitario, ¿Cómo está afectando? ¿se están ayudando de nuevas tecnologías?
Es difícil, pero efectivamente las TIC se han puesto a la disposición de nuestro trabajo y aunque no hay en la enseñanza presencial clásica demasiada utilización, ya hace años que se lleva realizando a través de los campus virtuales. Lo que se ha hecho es una mayor interacción con el alumnado en este campus, teniendo una mayor participación a través de los foros y también dando clases online para que los alumnos tengan una información y explicación lo más detallada posible. El volcado de diapositivas, que ya era habitual antes, nos ayuda a crear un bloque de notas y apuntes muy útiles para el alumnado. Igualmente, las bibliotecas de las facultades facilitan la adquisición de lecturas de bibliografías recomendadas.
El problema grave son las prácticas, sobre todo en las carreras biosanitarias donde no se pueden realizar las mismas, sí con modelos simuladores, pero no con pacientes reales, ni en laboratorios donde se puedan realizar experimentos, etc. Es un problema grave y aún estamos dándole una vuelta al mismo para ver cómo podemos solucionarlo. Además, tendremos que ver, según evolucione la situación, la posibilidad de realizar evaluaciones online a la que sí que no estamos nada acostumbrados.
Desde luego es una situación muy nueva para todos, pero cómo dice Antonio lo mejor es que ocupemos nuestro tiempo y cuidemos nuestra alimentación, para controlar nuestra ansiedad y nuestro bienestar. Todo pasará y desde luego marcará un antes y un después en nuestras vidas.