Papel de la inflamación en patologías crónicas y obesidad
La inflamación es una respuesta natural y con función protectora de nuestro organismo frente a infecciones y daños. No obstante, a pesar de ser un mecanismo necesario, cuando es crónica se asocia con deterioros relacionados con la edad y patologías.
Durante un estado de inflamación crónica, aun siendo éste leve, se liberan mediadores inflamatorios y se activan mecanismos de señalización de daño en nuestro organismo que se relacionan con el desarrollo de enfermedades como cáncer, enfermedades degenerativas, daños a nivel de los vasos sanguíneos y enfermedades neurológicas1.
La obesidad, enfermedad crónica con gran prevalencia a nivel mundial, también está asociada con un estado de inflamación crónico que deriva en complicaciones diversas a nivel sistémico y se asocia con el desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. En esta enfermedad, el tejido adiposo y sus células (los adipocitos) juegan un papel clave como tejido endocrino, regulando diversas funciones2. Vamos a ver cómo lo hace…
¿Qué son las adipocinas y las mioquinas?
Las adipocinas son citoquinas liberadas por el tejido adiposo que regulan procesos infamatorios, el metabolismo de la glucosa y el lipídico y la tensión arterial, por lo que son claves en la regulación del metabolismo energético. En personas que padecen obesidad, los adipocitos liberan una mayor cantidad de factores proinflamatorios respecto a personas que no padecen esta enfermedad3.
Es importante resaltar aquí, que el tejido adiposo y el músculo esquelético se comunican entre ellos de forma bidireccional. Al igual que los adipocitos secretan adipocinas, los miocitos (células musculares) producen mioquinas. Las mioquinas son citoquinas que actúan sobre el metabolismo de la glucosa y el lipídico y actúan como reguladores endocrinos del tejido adiposo. Tan relacionados están estos dos tejidos que una desregulación en la secreción de adipocinas produce resistencia a la insulina en el músculo esquelético3.
Estudios recientes han demostrado que la actividad física tiene efectos beneficiosos sobre la secreción de mioquinas que ejercen efectos beneficiosos sobre el tejido adiposo y el sistema cardiovascula4,5. Este aumento de secreción de mioquinas en respuesta al ejercicio físico parece tener propiedades antiinflamatorias, neuro protectoras y neurogénicas5.
Además de la comunicación músculo esquelético–tejido adiposo parece que las mioquinas también envían señales al hígado, a los huesos y al páncreas, por lo que existe un sistema de comunicación complejo que relaciona a diferentes órganos y del que queda mucho por descubrir6.
1 Liu, C.H. et al. (2017). Biomarkers of chronic inflammation in disease development and prevention: challenges and opportunities. Nature Immunology, 18(11); 1175-1180. doi: 10.1038/ni.3828.
2 Izaola, O., de Luis, D., Sajoux, I., Domingo, J.C. y Vidal, M. (2015). Inflamación y obesidad (lipoinflamación). Nutrición Hospitalaria, 31(6): 2352-2358. http://dx.doi.org/10.3305/nh.2015.31.6.8829
3 Kim, Y.O., Chung, J.Y. y Song, J. (2019). Effect of resveratrol on adipokines and myokines involved in fat browning: Perspectives in healthy weight against obesity. Pharmacological Research, 148; 104411. https://doi.org/10.1016/j.phrs.2019.104411
4 Chen, K., Zhou, M., Wang, X., Li, S. y Yang, D. (2019). The Role of Myokines and Adipokines in Hypertension and Hypertension-related Complications. Hypertension Research. https://doi.org/10.1038/s41440-019-0266-y
5 Leardini-Tristao, M. et al. (2019). Beneficial Effect of Exercise on Cognitive Function during Peripheral Arterial Disease: Potential Involvement of Myokines and Microglial Anti-Inflammatory Phenotype Enhancement. Journal of Clinical Medicine, 8; 653. doi:10.3390/jcm8050653.
6 Eckel, J. (2019). Myokines in metabolic homeostasis and diabetes. Diabetologia, 62:1523–1528. https://doi.org/10.1007/s00125-019-4927-9