En estos días de cambios constantes, se hace más que nunca indispensable echar mano de nuestra resiliencia, esa capacidad con la que contamos todos, lo creamos o no, de adaptarnos a las situaciones adversas e incluso sacar lo mejor de ellas. Es decir, no ver problemas sino oportunidades. Al margen de la dimensión personal que la situación suponga para cada uno de nosotros, seguro que a todos nos preocupa cómo vamos a seguir dando asistencia a nuestros pacientes. Algunos ya estabais preparados y desde hace tiempo contemplabais y ofrecíais este tipo de servicios remotos, pero todos aquellos profesionales que imaginaban que esos “tiempos futuristas” no iban con ellos o que todavía lo veían lejano, ahora tienen la oportunidad de dar un paso más y aprender para diversificar. Este es un momento ideal para ser creativos y buscar nuevas formas de llevar a cabo nuestro trabajo, tenemos esa gigantesca aula virtual que se llama internet donde podemos encontrar prácticamente todo.
¿Y esto cómo se lleva a la práctica? ¿Realmente puede funcionar?
No podemos dar respuestas definitivas a algo totalmente empírico, lo que sí es seguro es que, si no lo intentamos, no va a suceder. Sirva de estímulo el que hay compañeros que sí han desarrollado, y con éxito, esta nueva vía de asistencia. En muchos casos, los profesionales contamos con los medios materiales para poder iniciar las consultas remotas; pero ¿qué pasa del lado del paciente? Abramos la agenda, y hablemos con ellos para saber cómo les gustaría continuar las consultas, averigüemos cuál es su disponibilidad real tecnológicamente hablando, y en función de ello tomemos las decisiones oportunas cada uno. Seamos creativos en este aspecto: en caso necesario, un teléfono y una pizarra donde poder diseñar nuestro cuadrante de actividades puede ser suficiente.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta durante estos días es saber administrar el tiempo de forma ordenada y organizada: los humanos somos animales de costumbres, pero también hemos demostrado a lo largo de nuestra existencia que tenemos una gran capacidad de adaptación; para ello es muy importante tener una rutina diaria en la que parcelemos tiempo de ejercicio físico, trabajo, convivencia familiar, estudio o aprendizaje, y ocio. Esto nos va a facilitar la gestión de las emociones ante la incertidumbre que genera la situación de cuarentena. ¡Al mal tiempo buena cara! Recordad que pasará.